Se encuentra en la búsqueda de actividades como caza, recoger agua y leña ha dado paso a actividades menos arduas como estacionar el auto, lanzar carpas de pop sin cables, comprar fiambres en la tienda de campamento, conectar conductos eléctricos y de alcantarillado, instalar sillas de patio. Pues en el campamento de General Ballivian encontrara esto y más. Mantenidas por redes de infraestructura y pobladas con remolques y RV los campamentos celebran una forma única de ingenio argentino en el que se cruzan narrativas y deseos con desierto, individualidad, acceso La velocidad, la comodidad, la nostalgia, el beneficio se ha convertido en extraños y poderosamente hibridados. Contar la historia del sitio de acampada no es contar la historia de ningún sitio o incluso de un lugar de acampada, sino examinar cómo este ideal cultural de carácter General Ballivian robusto se adaptó a una plantilla de espacio espacial genérica y ampliamente replicada. Es no solo hablar sobre los campistas, sino también sobre el papel crucial de los vehículos motorizados en la conformación de esta narrativa, que comienza de forma bastante inocua con los vivac de carretera de principios del siglo XX y culmina en los lazos organizados de hoy en día.
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